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por Matías Camenforte - running.es

Eliud Kipchoge es, para muchos, el más grande maratoniano de todos los tiempos. No solo es el dueño del récord del mundo en la distancia, sino que es la única persona que ha logrado correr los 42,195 kilómetros en menos de 2 horas.

Sus múltiples logros en eventos internacionales avalan su trascendencia. Ha ganado 4 de los 6 grandes maratones, con un total de 10 victorias en los Abott World Marathon Majors: 4 veces triunfó en Berlín, otras 4 en Londres, 1 vez en Chicago y otra en Tokio. Además, es bicampeón olímpico, después de obtener el oro en Río 2016 y Tokio 2020.

A continuación te dejamos 8 datos sorprendentes de este atleta keniano que está llamado a romper todos los límites.

1- Comenzó a correr largas distancias desde niño

El documental The Last Milestone muestra cómo Eliud Kipchoge comenzó a correr largas distancias cuando era un niño. Todos los días iba y volvía corriendo de su escuela, ubicada a 3 kilómetros de su hogar en Kapsisiywa, Kenia.

A los 16 años conoció a su futuro preparador, Patrick Sang, y comenzó a entrenarse en las pistas de atletismo para la distancia de 5.000 m. En 2003, obtuvo su primera gran victoria en el Campeonato del Mundo celebrado en París, donde venció al legendario mediofondista marroquí Hicham El Guerrouj.

Además, Kipchoge ya fue subcampeón del mundo de 5.000 m en 2007 y ganó dos medallas olímpicas en la distancia: bronce en Atenas 2004 y plata en Pekín 2008. A pesar de sus logros en el tartán, el keniano decidió pasar a la ruta en 2013, donde obtendría sus mayores éxitos.

2- Es un lector voraz

A Eliud Kipchoge le apodan «El filósofo» debido a su afición a la lectura.

«Mi interés realmente comenzó después de leer algunas historias cortas en 2005», explica el fondista en un artículo titulado Mi pasión por los libros. «Nunca leo ficción, prefiero libros de motivación, de negocios y autobiografías».

Entre sus escritores favoritos están Spencer Johnson con su clásico ¿Quién se ha llevado mi queso? y Stephen Covey con Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Otros libros que han inspirado al keniano son Hábitos atómicos, de James Clear, Máxima conexión, de Brad Stulberg, y Hablar con extraños, de Malcolm Gladwell, entre otros.

3- Ha ganado 15 de los 17 maratones que ha corrido

El debut de Eliud Kipchoge en los 42,195 km fue en 2013 con una victoria en el Maratón de Hamburgo. Ese mismo año obtuvo un segundo lugar en el Maratón de Berlín, el día en que Wilson Kipsang batió el récord del mundo con 2:03:23.

A partir de allí, Kipchoge comenzó una racha ganadora que duró 6 años, en la que obtuvo 10 victorias consecutivas en los maratones de Rotterdam, Chicago, Londres (4 veces), Berlín (3 veces), y el maratón olímpico de Río de Janeiro.

La ráfaga de victorias se interrumpió brevemente en 2018, con un octavo puesto en Londres, pero luego se recuperó para triunfar en Enschede, Sapporo, Tokio y, finalmente, Berlín, con récord del mundo incluido. En total han sido 15 victorias en 17 maratones a lo largo de 9 años.

4- Evita los suplementos nutricionales

Contrariamente a lo que podría pensar la mayoría, el plusmarquista mundial en maratón prefiere evitar los suplementos nutricionales. Como la mayor parte de los atletas kenianos, la dieta de Eliud Kipchoge se basa en alimentos integrales de origen vegetal, cultivados orgánicamente en los alrededores de Kaptagat.

Así lo afirma el libro Eliud Kipchoge – History’s fastest marathoner: An insight into the Kenyan life that shapes legends.

Uno de los principales componentes de su dieta es el Ugali, un plato típico de Kenia hecho con harina de maíz y con alto contenido de almidón. También es frecuente el Managu, un vegetal verde similar a la espinaca, el repollo, los frijoles, el pan, los huevos y el arroz, además de frutas y mucho té chai.

5- Quiere correr junto a Barack Obama

En la previa del Maratón de Berlín 2022, en una conferencia de prensa, a Kipchoge le preguntaron con quién le gustaría correr. La respuesta sorprendió a todos los presentes, ya que no eligió a ningún atleta del pasado, sino al expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Kipchoge explicó que Obama es una fuente de inspiración, puesto que representa la esperanza y la unidad, más allá del color de piel.

6- Tiene una fundación centrada en la educación y el cuidado del medio ambiente

En el año 2021, el keniano lanzó la Fundación Eliud Kipchoge, una ONG benéfica basada en dos pilares: la educación y el cuidado del medio ambiente.

Los principales objetivos de la fundación son patrocinar becas educativas para niños y niñas, construir bibliotecas e inspirar a las personas a través de la enseñanza y la lectura. Por otra parte, la organización también se propone ayudar a la conservación del medio ambiente a través de la reforestación y la producción local de alimentos saludables.

7- Siempre sonríe cuando corre

Cualquiera que siga de cerca las actuaciones de Kipchoge habrá notado que el keniano rara vez muestra señales de sufrimiento. Al contrario, su rostro mantiene una expresión fresca y sonriente la mayor parte del tiempo.

El propio atleta ha declarado que sonreír le ayuda relajarse y gestionar mejor el dolor. Esta estrategia, que a priori podría parecer extraña, ha sido posteriormente avalada por la ciencia.

Un estudio publicado en Psychology of Sport and Exercise demostró, a través de un experimento con 24 corredores, que sonreír ayuda a reducir el uso de oxígeno, correr de forma más económica y mitigar la percepción del esfuerzo.

8- Mantiene un registro escrito de sus entrenos

En la actualidad, la mayoría de runners guarda un registro de sus entrenamientos automáticamente a través de su reloj inteligente. Sin embargo, Kipchoge mantiene el viejo hábito de anotar todos los detalles de sus sesiones en una libreta.

«Documento el tiempo, los kilómetros, los masajes, los ejercicios, las zapatillas y las sensaciones», comenta el plusmarquista en una entrevista para Outside.

Comenzó con este hábito en 2003, y aún mantiene la costumbre. «Confío en que algún día los revisaré y veré qué ha estado sucediendo en todo el sistema».


por Matías Camenforte

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