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El país árabe trata de batir un Récord Guiness con todo tipo de amaños... y fracasa en su intento

Afán de superación, honestidad, tolerancia, respeto por compañeros y competidores... en teoría, todos estos son algunos de los muchos valores que fomenta el deporte. Pero para que así sea, es fundamental que las competiciones sean íntegras y no corruptas, que existan unas normas inquebrantables tanto para los organizadores como para los participantes. De lo contrario, el espectáculo se convierte en un antagonista de lo que debería ser: una estafa, un engaño, un fraude.Desgraciadamente, eso es lo que ha sucedido con el Maratón de Qatar.

Encontramos los detalles de la truculenta historia en Doha News. Todo comenzó cuando alguien poderoso se propuso batir en Qatar el Récord Guiness de participantes en un maratón y decidió poner todos los medios a su alcance para lograrlo, lícitos o no. Las mentiras empiezan en el propio nombre (Qatar Mega Maratón 2015), porque en realidad la prueba fue tan sólo un medio maratón. En este matiz hay 21 kilómetros de diferencia, pero la cosa sería incluso tolerable si no hubiese pasado de ahí.

Las motivaciones de los organizadores, apuntadas en la web oficial del evento, también invitan a la sospecha por su tono exageradamente propagandístico. «Es una respuesta a la campaña de los enemigos envidiosos del éxito de Qatar por organizar el Mundial de fútbol en 2022, con falsas acusaciones de persecución de trabajadores y residentes en nuestro amado país», señala el texto. Lo que no explica, por supuesto, es cómo se reclutó a cientos de personas para obligarlas a participar en la carrera en condiciones no sólo inapropiadas, sino peligrosas.

Numerosos corredores fueron transportados a la salida sin un equipamiento mínimo para la práctica deportiva, incluso vistiendo pantalones vaqueros y sandalias. Según algunos testigos, estas personas fueron forzadas a permanecer corriendo contra su voluntad cuando expresaban su deseo de abandonar. El inicio no se produjo hasta las dos de la tarde, con el evidente riesgo para la salud de los participantes por las altas temperaturas que tuvieron que soportar. Ni siquiera se situaron debidamente los puntos de distribución de bebidas.

Por no haber, no hubo ni medallas para los ganadores al cruzar la línea de meta, porque tampoco se dejó ver ningún oficial encargado de registrar los tiempos. En su obsesión por mostrarse al mundo como un magnífico escaparate para el deporte, Qatar pretendía reunir a más de 50.000 corredores y batir un récord... pero hasta los anfitriones han admitido que la cifra final no rebasó las 33.000 personas. Otros afirman que allí no se citaron ni la mitad. Aunque cuando las trampas son tan graves el resultado deja de ser relevante; el fracaso qatarí ha sido absoluto.

Fuente: http://www.abc.es/

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