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Si empezamos por lo más elemental, tendremos que decir que aeróbico significa trabajo en presencia de oxígeno, es decir, el aire que tomamos es suficiente para cubrir las necesidades de ese vital elemento. Entonces, cualquier actividad que cumpla con ello se le denomina aeróbica, independientemente de su intensidad o duración. Un ejemplo sencillo es dormir, donde se cubren las necesidades de oxígeno al respirar.

Por su parte, anaeróbico se refiere al trabajo realizado en donde el oxígeno que tomamos del aire no es suficiente para la cantidad que necesitamos, por ejemplo, al perseguir el autobús hasta que parece que el corazón se escapa por la boca.

Ahora bien, al iniciar cualquier actividad física el aire que tomamos siempre cubre las necesidades del organismo, por lo tanto empieza siendo aeróbico. En el caso de que la intensidad se eleve a un punto en el que necesitamos más aire del que podemos tomar caemos en esa falta y, por tanto, se convierte en anaeróbico, teniendo que disminuir la intensidad e incluso detenernos para poder recuperarnos.

Aire que te quiero aire.-

Habiendo dejado claro que el ejercicio aeróbico es aquel que lleva aire a los pulmones, pensemos que en esa categoría está caminar de manera rápida, correr, remar, brincar la cuerda, nadar, patinar, esquiar, andar en bicicleta y bailar, entre las más comunes. Lo peculiar en ello está en que los músculos utilizan como combustible principal las grasas en el organismo, de manera que la cantidad gastada aumentará en la medida que dure la ejecución.

Así, quien efectúa ejercicio aeróbico durante largo período y con intensidad moderada, lo verá reflejado en la fortaleza y aumento de volumen de las llamadas grandes masas musculares, como piernas, nalgas y parte baja de la espalda.

Es de vital importancia que el ejercicio se haga con cierta intensidad para que los latidos del corazón aumenten e ingrese más aire a los pulmones, con el fin de que el oxígeno sea distribuido a nivel celular. Recuerde que si la intensidad aumenta en exceso deja de ser aeróbico para ser anaeróbico, donde necesitamos más aire del que somos capaces de respirar.

Por otra parte, los verdaderamente expertos en el asunto indican que la forma más fácil de medir la intensidad del ejercicio aeróbico es a partir del número de pulsaciones cardíacas por minuto, partiendo de que la cifra máxima que soporta un corazón sano es aproximadamente 220. Entonces, para calcular la cantidad pertinente para cada persona, se resta a 220 la edad (en años) del practicante, por ejemplo, para un hombre de 30 años sería: 220 - 30 = 190. Aunque esto son sólo teorías y cuando hacemos deporte a alto nivel de poco sirven las fórmulas.

En base a esto, los especialistas consideran las siguientes categorías para práctica de ejercicio aeróbico:

Suave. Si se realiza en el rango del 55% al 60% de la cifra indicada.

Moderado. Entre el 60% y 75%.

Fuerte. Al ejecutado entre 75% y 85%. Exceder esta cifra implica convertirse en anaeróbico.

De esta forma, si lo que se persigue es mayor resistencia física y mejor condición del corazón, lo indicado es ejecutar los ejercicios aeróbicos en un rango de intensidad fuerte, durante un tiempo moderado (20-30 minutos) un par de veces a la semana. Si el objetivo es mantener la salud y mejorar el metabolismo (aprovechamiento y desecho) de las grasas, conviene hacer un trabajo de suave a moderado, durante 40 minutos o más y de 3 a 5 veces por semana; habrán mayores beneficios si hay la posibilidad de hacerlo con más frecuencia. Ventajas para tu salud

La constancia en el ejercicio aeróbico tendrá importante recompensa en la salud del practicante, principalmente en las siguientes áreas:

  1. Fortalece el corazón al hacerlo latir más fuerte.
  2. Disminuye la grasa corporal.
  3. Desciende la presión sanguínea.
  4. Reduce el colesterol malo y mantiene en niveles normales el bueno, lo cual disminuye en forma considerable los riesgos de ataque cardiaco.
  5. Ayuda a perder peso, por el uso de calorías como combustible.
  6. Disminuye tensión y estrés.
  7. Aumenta fuerza física y autoestima.
  8. Acelera el proceso de absorción y desecho (metabolización) de las grasas, al grado que una vez finalizada la sesión el cuerpo tiende a quemar más calorías, preferentemente de la grasa, aun en reposo.
  9. Colabora en la eliminación de toxinas a través de respiración más eficiente.

Ahora que puedes combinar ambos tipos de ejercicio y obtener mejores resultados, por ejemplo, si realizas entrenamiento con pesas (en la categoría de anaeróbico), a fin de ayudarse a mejorar en forma y vigor físicos, considera también ejercicio aeróbico, el cual le proporcionará beneficios como los ya mencionados. Lo anterior es particularmente recomendable en las personas mayores de 35 años, puesto que a partir de esta edad los riesgos en la salud se incrementan.

Finalmente, es de vital importancia ser asesorado por un verdadero profesional en instrucción deportiva para obtener los resultados que se esperan del ejercicio aeróbico, pues es el indicado para que se cumplan las condiciones necesarias en cuanto al consumo de oxígeno adecuado y al control de la intensidad.

Fuente: www.runners.es

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