Síguenos en nuestras redes sociales

Por Nadia Polanco
njpolancoe@gmail.com

Este domingo estuve participando en una de las carreras más emblemáticas de la ciudad de Santo Domingo y posiblemente de la República Dominicana por tratarse de una carrera que comprende dos distancias largas, 30 kilómetros y el maratón.

Lo que en un principio inició como un fondo de los primeros maratonistas del parque, en la actualidad es una carrera con un alto grado de organización y asistencia.

El nombre "El Madrugador" obedece a que inicia a las 4:35 am, es decir que los corredores inician ese día en tempranas horas de la madrugada para poder estar en la línea de salida a tiempo.

Esta vez me tocó participar en los laterales.  Es difícil como corredora mirar a los demás correr una carrera,  trae esos sentimientos de querer estar ahi, de ir corriendo, de vencer la distancia, de cruzar la meta y de exhibir con orgullo esa medalla que lejos del material en que se hace está hecha por horas de entrenamiento, corridas bajo lluvia, sol, calor, lágrimas, ampollas y mucha felicidad.

Ver venir los grupos de corredores era hermoso, todos llevando anillos de luces de colorea que rompían la oscuridad de la madrugada mientras iluminaban danzando al paso de sus zancadas la Avenida de la Salud.

Muchos iniciaban rápidos, concentrados, manteniendo un paso que parecería que harían una carrera corta.  Otros a sus pasos programados, se mantenían unidos a un paso controlado y otros disfrutaban la conversación con sus compañeros mientras pasaban los kilómetros, pero todos unidos en un sólo sentimiento, la meta trazada para ese día.

Sin importar las condiciones climáticas de ese día, la buena hidratación con agua fría y bebidas isotónicas todo el trayecto, facilitaron que los corredores lograran sus objetivos.

Es difícil para un corredor no correr, sin embargo, ese día el gozo de los corredores completando algunos su participación por primera vez en cualquiera de las dos distancias, o los que lo hacían nuevamente alegraban a los que presenciaban sus llegadas a la meta.

Los sentimientos de amistad, compañerismo y hasta hermandad que se crea durante el entrenamiento se manifestaba en cada llegada. 

Muchos corredores fueron escoltados por amigos todo el trayecto, algunos ayudándolos con su hidratación, otros compartiendo todo el recorrido o una especie de relevo entre varios amigos.

Ver una carrera y los sentimientos y emotividad que envuelven este evento devuelve la fe en las personas a quien presencia la solidaridad manifiesta entre corredores y organizadores.

La organización familiar de la carrera, en que una familia organiza y cuida cada detalle, se refleja en los participantes.

Sin importar si participaban por primera vez o si era una nueva participación, esta carrera demuestra algo, toda distancia es igual, lo que hace posible completarla es la decisión de querer hacerla. Y que en una carrera como en la vida misma, como tanto nos dijeron desde niños, para poder hacer algo sólo se tenía que querer hacerlo. 

Comparte esta publicación:



Buscar